jueves, 1 de julio de 2010


“La Función del Aburrimiento”
Mónica Beatriz Peisajovich

Quiero contarles la historia de un aburrimiento en una analizante de 13 años y cómo lo atravesó.

Primer Parte: “El Libro y El Sueño”

Lo que van a escuchar a continuación, es el texto escrito por ella de puño y letra:


Primera Sesión:
Título: “El Show del Aburrimiento”:

“Defino una persona que no le gustan las cosas que tiene, que no tiene nada que hacer, que está triste y no se dio cuenta, que siente un vacío dentro y cree que hay que llenarlo.”
“Relación Por la madre: es Por que hay una madre en exceso, insistente en hacer las tareas del hogar, en puntualidad.”
“Relación Por el Padre: un Padre que duerme en exceso, que está siempre dormido (no despierta); no le gusta divertirse. Vive para trabajar y dormir.”

Segunda Sesión:
“En mi casa, me aburro, Porque no hay nada Para hacer (está relacionado con el juego), no hay juegos, la Internet se corta por intervalos, también está la tarea del colegio que cada día está poniéndose Peor.”

Tercera Sesión:
“en mi casa me aburro porque me aburro, me divierte la computadora, la televisión, las Personas que me arren es mi Papá, porque está todo el día en la cama durmiendo.”


Cuarta Sesión:
“Mi tío siempre me jode y me aburre, y creo para mí la persona más aburrida del mundo.”

Hacía poco más de un año que la analizante asistía por derivación de la Escuela, a la que concurría desde Jardín de Infantes. Durante el primer tiempo del Análisis, pudo revertir ciertos síntomas motivo de consulta: 1) No se relacionaba con los compañeros, 2) sus pares se burlaban de su excesivo peso, 3) Tenía bajas calificaciones.
Entonces, todos estábamos contentos.

¿Qué la hizo pasar de una lengua con musicalidad a una lengua de madera?

En diciembre, al finalizar las clases, me planteó no querer asistir hasta marzo porque estaba cansada y se aburría, le dije que esto debía conversarlo con sus padres. Le ofrecí ir a la plaza ubicada a 3 cuadras del consultorio, como ya lo habíamos hecho en otras oportunidades: aceptó. En el camino y en el lugar: se inquietó, por lo cual tuvimos que volver enseguida.


También habló de su temor a la Secundaria, lo vivía como un paso muy grande, tenía mucho miedo, lo que acarreó que el interés por el estudio decayera en detrimento del aumento de la búsqueda recurrente en la imagen: televisión y computadora. Tampoco tenía ganas de jugar en sesión.
Realicé una entrevista con los padres, en la que acordamos continuar el tratamiento, excepto los casi 2 meses del período vacacional. Superado el escollo de los padres, vi a Juana una semana después y dijo que quería que terminaran las vacaciones, “ya no las soporto, estoy aburrida en mi casa”. Le recordé que era diciembre y que faltando aún dos meses, su descanso recién comenzaba.
Les cuento que Juana es hija única, vive con sus padres y su abuela materna (quién suele pegarle como forma de castigo) y su perrita “Luna”, así llamada por ella, la cual es tratada como un bebé. En la planta baja de su casa, vive su tío materno a quién nombraba siempre como un ídolo.

En el juego del deseo, los dados están cargados y las cartas están marcadas.

Al mes de comenzar las clases, comenzó con una queja a repetición del cansancio y del sueño en sesión. Tiraba su metro setenta y sus 84 kilos en un sillón y se tapaba los ojos. Le propuse dormir: a cambio de contarme su sueño al despertar y bajo mi promesa que a los 30 minutos la despertaría. Aceptó con desconfianza. A los minutos pactados: despertó sola.

Su producto fue el siguiente:
“soñé con algunas cosas del pasado, mi abuela (paterna), cuando lo enterraron, fue horrible, una día de mucho calor, viernes santo, hace dos años…veo el cadáver…”
Esa hilacha, que es relatada no a cualquier persona.

En la siguiente sesión dice nuevamente estar cansada, retomo el sueño de la sesión anterior y asocia:

“ayer hizo diez años de la muerte de mi abuelo materno”, tiro un poquito más de la soga recordándole su fallido: abuela, comenzando a hablar sobre esa muerte sucedida hacía dos años, luego de una internación en el “mismo” hospital donde trabajan la madre y el padre, donde cada mañana va a esperar llegue su horario para ir a la Escuela, donde cada mediodía va a esperar que su padre termine de trabajar para venir a sesión o para ir a su casa: esta espera produce hostilidad como modo de defensa yoica frente a la proximidad del goce. Cada mañana Juana revive el final de la enfermedad de su abuela, cada mañana revive: la ceguera, la mudez, el ahogo…cada semana me trae esto a sesión. Y en cada sesión me preguntaba qué más podía hacer para que el aburrimiento y la desesperanza se evanecieran de su ser, claro que ella se ingenia bien para tener siempre material para trabajar, ustedes han visto cómo se trabaja en estos casos de adolescentes con fenómenos de borde, pero como mi deseo de analista estaba muy apostado: a mi juego me llamaron, sólo tenía que recordar que ya tenía puesto el disfraz de “objeto a”, causa de deseo ,a-izar a la analizante, objeto convocado en la angustia de la cual ella…nada quería saber. En algunas sesiones llegó con sus caramelos “mogul” para comer durante la sesión uno tras otro, para mostrar su voracidad, la voracidad del Otro, proyecto ultra secreto que mantenía en relación a su objeto oral: usó chupete hasta los dos años y medio y costó mucho retirarlo.
Mo-gul………..gula de mot, de la palabra, del significante que hace Cuerpo en su Obesidad, gula de mére…de la madre que no facilitó el fort-da como proceso de alienación-separación sino que quedó plasmada en el ooo que Freud nos recuerda en el juego de su nietito haciendo desaparecer el aaa, plasmada en el “aquí sin allí”, sin distancia.
Mónica …………….. la madre……….. ooo
Mónica …………….. la analista ……. aaa
Sólo un corte alcanzó para hacer marca en la estructura: “Comé después…si comés en sesión: no podés hablar. Quiero escucharte, quiero jugar con vos”, fueron mis palabras y se levantó contenta a buscar un juego.
En otra oportunidad, el padre fue a buscarla con una bolsa con golosinas que intentaba esconder para que yo no lo viera, permanente ofrecimiento que constituye “el punto de a-no-nada-miento y oscuridad”. Como si no alcanzara con una privación que hace ausencia, la golosina: niega la nada y niega al Padre (deseo y ley: se fusionan y son la misma cosa).
Presa de una existencia que le pertenece pero que no se queja: el Don del Padre es un objeto oral del cual la madre, también se alimenta y tampoco se queja, participa de la misma extorsión: los Tres tienen Obesidad, deseo de Cuerpo del Otro y nada más. Juana está engullida por el Otro donde el Principio de Placer está acotado por la presencia de tanto Objeto Oral, en la plaza se persigue con la golosina: aparición de un superyó que no calla su voz en la demanda fulgurante y mirona diciendo: goza!!...

Segunda Parte: “El Dibujo y El Juego”

Pregunto a Juana si quiere dibujar y dice que sí, al concluirlo le pido que arme un cuento de ese dibujo y yo lo escribo. Les leo su escrito:

“Los Cuatro Amigos”
Había una vez 4 animales: un elefante (la madre), un cocodrilo (tío paterno), una jirafa (tío materno) y un león (el padre) que caminaban por la selva para ir a su casa y era una noche con luna llena y estrellas y los 4 amigos estaban caminando y se cansaron y se acostaron en un árbol.
Al día siguiente, el león dijo: “¿qué hacemos aquí recostados?”
La jirafa respondió: “no sé”.
El león dijo que siguiéramos el recorrido.
A la tarde, el cocodrilo dijo: “ahí está mi casa, chau”
Los tres amigos siguieron para su casa y la jirafa encontró su casa y a los 2 amigos les dijo: “chau”.
A unos pocos km. de la casa de la jirafa, el elefante dijo: “ahí está mi casa, chau al león”
Y el león no pudo encontrar su casa y se quedó.
Fin

En la primera sesión hizo un dibujo (silueta a lápiz rellena con papel glasé brillante): una expresión de su pulsión sexual; Segunda sesión: lo terminó y escribió la representación de su dolorosa situación familiar, la madre regresando a su casa el padre quedando afuera, perdido. Tercera sesión: repitió el dibujo en plastilina. Cuarta sesión: volvió sobre él, pero no quiso terminarlo y pidió jugar. Repetición y Goce otra vez armaron el circuito.

El Juego:
Su juego preferido es el UNO, actividad que me permite reconocer si está más cerca de la imagen o de lo cuantificable. Comenzaba a ponerse ansiosa por ganar y a enojarse si perdía en ciertas jugadas, marcándome mi error, frente al cual yo me reía.

Tercera Parte: Conclusiones:

El aburrimiento se presenta entre el IMPEDIMENTO y la inhibición, porque toca la imagen, dejando al sujeto sin emoción, ocupando el eje de la sincronía, produciendo atemporalidad, impotencia de lo imaginario, eje metonímico, del Ideal. El encuentro con la inhibición implica un hito clínico porque:
1) antecede al síntoma;
2) allí anida el inicio de la secuencia que desembocará en la letra comandada por el inconsciente como fundamento.
Si la analizante está inhibida y el dormir separa el cuerpo del goce fálico, funcionando cuasi función privación, si el sueño es una inhibición activa, injerto lo Simbólico por la vía de la Interpretación (Mirada y Voz) ubicada en espejo a ella.
El síntoma en un adolescente es a construir CON la presencia del analista, luego de vaciar de sentido las representaciones, responde al síntoma de la pareja, representante de la VERDAD, más cerca de la subjetividad materna, la adolescencia se nos presenta como un momento óptimo para oír el síntoma y producir una rectificación subjetiva.
El recorrido del síntoma en un adolescente es doble, síntoma en lo Real cuya dificultad se expresa en lo Simbólico, el cual siempre es incompleto:
- del s (A) …………………..> A (1er piso del grafo, lugar del enunciado en el entrecruzamiento con el objeto metonímico)
- del s (A) ……………………> S <>a (2do piso del grafo, lugar del fantasma, de la fórmula de la pulsión)
De donde se desprende que:

$ = a
S1 x donde x= S1 x a siendo x el lugar ocupado por el aburrimiento
$
Juana es tomada como “objeto” de la madre, su única función es revelar la Verdad de este objeto cual negativo de una fotografía mal tomada: el “a” saturando la falta y respondiendo con su obesidad, su cuerpo, buscando en el analista el lugar de esta falta desconocida en la madre; hay un exceso de la falta de la falta. La relación del sujeto con el deseo necesita la estructuración del fantasma el cual termina de consolidarse en la adolescencia, sincopado temporal de la función del a.
Una ocupación comienza a convertirse en seria cuando lo que la constituye, su regularidad llega a ser perfectamente aburrida. Esta serialidad podemos seguirla dentro del marco de lo familiar: es más aburrido lo que se le presenta en casa que en la Escuela, Juana creía antes de todo esto que asistía para divertirse.
Algunos adultos creen que los niños tienen que acostumbrarse a todo y soportan SIN MANIFESTACIONES APARENTES, la ausencia de intercambios simbólicos para su deseo y la pasividad solitaria a la que se ven reducidos: la analizante asistió durante 4 meses a la Guardería del Hospital donde trabajan los padres: “nunca lloró” – dijo la madre orgullosa. Son bebés que comen y duermen, no molestan a nadie, no se asoman al deseo porque no hay simétricamente un prójimo que desee ver y escuchar jugar a los niños con él, aislamiento de la cuna, carencias del Otro que al cruzar estructuran un sentimiento de abandono que se convierte en modo de vida de un aburrimiento latente en el que se siente seguro.
En el sueño, el fallido “lo enterraron” "lo internaron"........ lo refería a la muerte de su abuelo materno, sucedido a sus dos años y medio de edad. Sin saberlo, Juana se estaba refiriendo al duelo de ambos abuelos, de lo cual la madre se dio cuenta dos semanas después, cuando al llegar a la consulta acompañándola, dijo que fueron juntas al cementerio, y por primera vez, lloró sin consuelo. La abuela paterna había fallecido tres meses antes de comenzar el tratamiento.
El duelo no tramitado en la madre, pasó como duelo a la hija, a esa edad, con lo cual me aboqué a trabajar sobre ambos duelos y luego: hacer función de vacío para, a posteriori, construir el objeto( ya que el objeto está detrás del deseo) el duelo toca el S1 y éste no era el único duelo por el que la paciente tenía que pasar, dada la transadolescencia que la atravesaba: frustración, privación, castración son las tres formas de duelar el falo.
Si el duelo ocupa el lugar del Acting Out, futura constitución del deseo, el sujeto consuma por segunda vez al objeto amado, su Yo sostiene todos los vínculos en detalle con el fin de restaurar el vínculo con el Verdadero Objeto de la relación: el objeto enmascarado; vínculo a nivel escópico por lo que el deseo está suspendido a nivel del i(a), por el que todo amor está narcisísticamente estructurado. Si el intervalo entre S1 y S2, lugar donde se ubica el deseo está lleno, lugar de la pulsión oral, del des-ser…no logró hacer trabajo de “cesibilidad” del objeto buscando la alteridad en esa imagen no lograda de sí (TV y computadora), sin reversibilidad del guante, sólo banda de moebius, atrapada en una relación absolutamente reflexiva, volviendo sobre sí misma cual eco del caracol.
Juana no puede estudiar sola, necesita la presencia de Otro a su lado: la madre. Entonces el aburrimiento toca el punto de existencia del sujeto, donde el No Saber sobre su propio Real (a-burri-miento) será contorneado para pasar a una Privación del Desconocimiento de lo Falso, castración imaginaria que la lleva a captar el “a” en tanto lugar de la Verdad, para sacar a la libido de su estancamiento parasitario y hacer algo que no esté por fuera del deseo del Otro, narcisismo a mitad de camino, masoquismo fuertemente instalado que descansa sobre el lecho del Ideal del Yo, colchón de ensueños sin resorte apoyados sobre el lodo de las aguas que caen en una soledad que sombrea el vacío existencial, culpa y decepción son deudoras de una etapa inicial del sujeto que lo deja preso de esa raíz cortada conocida por nosotros como superyó, plenitud dramática del sujeto con el sujeto.
El cielo o la selva, el cielo o el infierno, Ser o No Ser, pregunta hamletiana que la paciente pondría en Acto en cada sesión, infierno del Je, errancia del ser: ambas tendríamos que ponernos la ropa del tío para matar a ese padre que sólo traba y duerme, para luego, salir al baile con la máscara que pone función de relevo al goce materno el cual tiene que descender con la barradura del A para que permita el acceso al deseo del sujeto.
En sucesivas oportunidades le pedí se mirara en un espejo que hay en el consultorio, colocándome a su lado y volviendo a construir la escena, como intento de desequilibrar la función de la representación, fisurar la juntura y establecer el relevo, de modo de crear un nuevo suspenso, un corto instante, hiancia entre necesidad y demanda. Afecto del deseo de Otra Cosa, referencia al punto de alienación del cual el “a” es apenas deducible, lo irreductible del sujeto que es del orden de la imagen.
Cuerpo doblemente desfasado en relación a esa imagen: etapa y obesidad no permiten la emergencia visual de los caracteres sexuales secundarios, ofreciéndose como objeto de burla de sus compañeros quienes la llaman injerto.
Lacan retoma el more geométrico de Spinoza, quien define una intuición propia del matemático, arte del tejedor, fina costura que va entrelazando las cuerdas: costura por costura. Pero, ¿cómo hacer para que la cuerda se vuelva consistente si no hay Receta que asegure el punto justo de cocción en una Escuela para Padres ni Psicoanálisis Preventivo? Cuando la puntada inicial que une la relación entre lo Imaginario y lo Reprimido Primordial falla, ahí nos encontramos con el arte del Analista.
Comienza el proceso de diferenciación y el trabajo sobre lo femenino: “vos sos igual que mi mamá” dijo, le pregunto en qué, responde que ambas nos pintamos los ojos, usamos aritos y nos pintamos los labios, oralidad/mirada/escucha: tres formas del objeto a en su constitución.
A continuación le pregunto en qué somos distintas y responde: “ella es gorda, vos sos flaquita; vos sos Psicóloga, ella es Enfermera”. La diferenciación le permite crear un lugar de opción, de elección y separar el sonido de la Nominación, distinta mirada, distinto Padre a seguir el de su madre y el mío, una Analista siempre es entre dos.
Les cuento, por último, cómo el síntoma comenzó a evanecer:
A partir de poner el título a su escrito y comenzarlo, las sesiones se convirtieron en un verdadero Show.
En el juego, cuando ella ganaba un partido yo lo festejaba con aplausos y cantando una canción inventada por mí que no tiene otro sentido más que el sonoro: “raca raca rachumba ieva”, mientras damos la vuelta olímpica alrededor del escritorio que no siempre acepta y a veces sólo canta y aplaude mirando como yo lo hago, y otras veces acepta mi forzamiento para hacerlo juntas.

Juana... su historia continúa, este Tratamiento también.

Trabajo presentado en la Reuniòn Lacanoamericana de Psicoanàlisis - Bahìa Blanca - 2009
Bibliografía:
Lacan, J: Seminario X, La Angustia.
Mail: mbpeisajovich@yahoo.com.ar

1 comentario:

  1. jajaja que bb tan lindo yo tanbien estaba aburida pero cuando vi a la bb se me fue el aburimiento jajaja adios q viva el aburimiento

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